Hoy comemos fuera

Martes 15/01/08
12.00pm.
Creativos, administrativas, ejecutivas... La oficina está inmersa en un profundo silencio, propio del trabajo, en el que sólo destacan las teclas de algún que otro ordenador.
En el exterior, el cielo comienza a desaparecer entre las nubes. Se vislumbra la tragedia. Suena el timbre de la puerta. Fuera un centro de unas 30 rosas rojas espera ser aceptado. Tras él, un hombre sonriente intenta dar una gran sorpresa. Y así es. Una de las ejecutivas desparece dejando una hilera de lágrimas a su paso. El resto, desconcertados, comienza a atar cabos a ciegas.

14.30pm. El japonés es el lugar de reunión al mediodía de los trabajadores de Salamaga. Pero la cita de hoy es algo peculiar. Al llegar la japo-matriarca nos acomoda a Jeni, Nekane y a mí en una mesa donde todavía habían restos de los comensales anteriores. Pero además, una mujer recogía con prisas sus cosas. La estábamos echando.
La japo-metre le da a Jeni unos manteles, servilletas, palillos chinos... “ Amiga, limpia mesa”. Parece decir con un fuerte acento. Las risas están servidas.

14.45pm. Tras fallidos intentos de manejar los palillos para comer, Jeni decide llamar a la japo-matriarca: “¡Disculpa! Unos cubiertos por favor??” a lo que la japo-matriarca responde: “No, amiga, para ti no”. La cara de la Jeni es un poema.
Risas, degustación de ternera cinco especias (o de japonés desaparecido en extrañas circunstancias) y una copita de vino peleón es suficiente para que se arme. La sacarina se convierte en azúcar, buscamos el símbolo de la amistad en japonés... “Buen amiga??” ... “buen familia”??...

Miércoles 16/01/08
8.56pm.
La recepcionista entra en la oficina como cada mañana sin saber que los astros se habían aliado contra ella y algo estaba a punto de ocurrir. En un acto rutinario inserta los números correspondientes para el desbloqueo de la alarma de seguridad de empresa. Sin apenas tiempo a reaccionar un sonido embriaga la oficina, al principio, sólo un leve silbato. “Menos mal” pensó ella suspirando. “Pasaré desapercibida”. Cuando de pronto el sonido va aumentando hasta resultar hiriente para sus oídos. “Ya la he liado”. “¡¡¡Nekaneeee!!! ¡¡¡ Socorrooooo!!!”

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